El concurso propone la construcción de los juzgados de primera instancia e instrucción de Estella en un emplazamiento singular y relevante, fruto de la intensa transformación que se propone en el estudio de detalle que ordenará la meseta elevada que ocupaban los antiguos cuarteles.
Dando valor a la plaza de nueva creación, el acceso principal a los juzgados se realiza a través de su fachada. Los usos secundarios de la policía foral o el colegio de abogados se sitúan en los laterales.
El edificio se estructura transversalmente en seis partes, cuatro de ellas son zonas diáfanas, destinadas a la implantación de los usos de manera flexible, las otras dos son franjas de conexión vertical, una destinada al público y otra al personal del juzgado, magistrados y policía.
Sobre este primer orden se establece un segundo orden longitudinal que establece bandas de usos.
Vinculada a la fachada norte, abierta al paisaje se produce la circulación del público. En la fachada opuesta, en relación con el núcleo urbano, se disponen los despachos de jueces, secretarios y fiscales, entre ambas se sitúa la banda de comunicación interna de acceso restringido y los ámbitos diáfanos en los que se ubican las áreas de trabajo o las salas de vistas, que cuentan de esta manera con un acceso doble, público por un lado y restringido por otro.
La primera implantación de usos responde a la demanda de disponer de tres juzgados en planta primera.
Tal y como solicitaban las bases se ha proyectado un edificio compacto, sin recovecos en la fachada que dificulten la seguridad, con materiales nobles, duraderos y de fácil mantenimiento y con cubierta inclinada a cuatro aguas y alero continuo en todo el perímetro.
Las fachadas están moduladas con riguroso orden y siguiendo el mismo criterio en todos los casos, de forma que el edificio responde más a una imagen global sin una diferenciación pormenorizada en cada fachada, lo que esta en consonancia con los posibles distintos usos que puede llegar a tener el edificio en cada planta.